... y así está cambiando el mundo (II)
... y para muestra, un buen puñado de gráficos y datos.
Hace un par de meses compartí un artículo en el que incluía un puñado de gráficos sobre diversos temas de actualidad, algunos enviado por vosotros (GRACIAS!), y que me parecía interesante comentar y compartir con todos vosotros.
Éstos abarcaban una amplia gama de temas, desde el tiempo de uso de los medios digitales hasta los, cada vez más presentes, problemas relacionados con la salud mental, pasando por la evolución de los precios o la burbuja tecnológica.
Hoy os traigo otro puñado de los que he ido encontrando durante mis lecturas, o recibido de alguno de vosotros.
La información visual es una herramienta fantástica de aprendizaje y los gráficos ayudan de forma genial a procesar la información. También, en este caso, son una forma eficaz de ‘resumir’ cómo está el mundo. ¿Vamos con ello?
Volvemos con la salud mental.
Estuvo circulando por internet un gráfico sobre la salud mental de las adolescentes. Éste analiza los índices de suicidio, autoenvenenamiento y depresión entre las niñas estadounidenses de 12 a 15 años.
En realidad, el gráfico se remonta a marzo de 2020, cuando una psicóloga, la Dra. Twenge, publicó un paper titulado ‘Aumentos de la depresión, autolesiones y suicidio entre los adolescentes estadounidenses a partir de 2012 y vínculos con el uso de la tecnología’. Pero el gráfico suscitó de nuevo el interés interés a raiz de un tuit que decía: ‘es tan obvio que algo cambió, y todos sabemos qué es’.
Su ‘insinuación’ es que el aumento de los smartphone y las redes sociales coincide directamente con el deterioro de la salud mental de los adolescentes, y venga, os hago ‘spoiler’… es también el argumento de la doctora. Y para muestra, un gráfico sobre la adopción de los smartphone y las redes sociales:
Si superponemos los dos gráficos, se observa una correlación casi perfecta.
Hay quien dice que en realidad es el bombardeo de ‘noticias chungas’ lo que está perjudicando la salud mental de los adolescentes: una inundación de noticias catastrofistas sobre el cambio climático, lo que pasa aquí, allí y más allá, y el ambiente enrarecido alrededor de una política basada en la descalificación y en el nulo aporte.
¿Yo qué opino? Venga, me meto en el charco, aunque creo que deberíais fiaros más de Laura Cuesta, una de las personas que más sabe de esto. He de decir que sólo gracias a los smartphones estamos conectados a las noticias 24 horas al día, 7 días a la semana. Lo mismo ocurre con nuestra conexión (y comparación) con otras personas a través de las redes sociales. Cuando teníamos que ir a un ordenador para consultar Facebook o Twitter, sólo podíamos hacerlo de forma intermitente; ahora, con un smartphone en el bolsillo y las notificaciones activadas, estamos en todas las aplicaciones todo el tiempo.
Los adolescentes pasan una media de nueve horas al día con pantallas y esto ha disparado el phubbing, el fenómeno que consiste en estar pendiente del teléfono en lugar de prestar atención a la gente que nos rodea. El phubbing erosiona la conexión social: los estudios han demostrado que si las personas tienen sus teléfonos en la mesa cuando cenan con la familia y los amigos, sienten menos conexión con las personas con las que están.
Falta educación al respecto, asesoramiento y discurso constructivo. Un enfoque hacia un uso responsable de la tecnología. Porque hay más, mucho más. No todo son las redes sociales. Estamos ante una herramienta de gran potencia que nos puede ser de gran ayuda, hacernos mejores y más libres. Pero hay que entender su funcionamiento, sus aplicaciones… y sus riesgos. A los adolescentes, aunque crean lo contrario, les faltan recursos para enfrentarse a ciertos desafíos. Y a los mayores les faltan conocimientos básicos de tecnología, fundamentales para entender qué ocurre si hacemos un mal uso de ésta. Seamos responsables. Eduquémonos. Eduquemos.
Así lo acaba de dejar patente la Asociación Americana de Psicología (APA) en un informe con un tono más constructivo, aunque seguramente ocupe menos titulares catastrofistas de los que tanto gustan: nada de prohibir móviles, ni redes sociales, ni videojuegos. Sino, lo que he comentado antes: educar. Habla de ‘alfabetización digital’, conversación, acompañamiento, fomentar ocio saludable, estar atentos a las señales… María Zabala, otra crack y referente de este mundo ha hecho un estupendo trabajo de análisis de este informe o sobre eso de que Suecia había prohibido las pantallas en los colegios.
Por otro lado, flaco favor hacen las plataformas que fomentan la comparación. Instagram comenzó como una versión literalmente filtrada de la realidad; a pesar de que la ‘autenticidad’ está de moda, los vertederos de fotos y los BeReals y TikToks han gravitado hacia la representación. Hace un par de años los filtros de Snap e Instagram fomentaban estándares de belleza poco realistas, los filtros de TikTok normalmente te hacían más feo. En ese momento, eran mucho menos dañinos. Pero ya no es cierto. Hace unas semanas, el filtro ‘Bold Glamour’ de TikTok arrasó en Internet, haciendo que millones de personas se sintieran fatal con su aspecto real. Más de 15 millones de personas grabaron y compartieron vídeos con el filtro en las dos primeras semanas.
Bold Glamour utiliza una malla facial en 3D y machine learning para oscurecer las cejas, afinar la nariz y rellenar los labios.
Un estudio de 2021 reveló que el 94 % de las mujeres participantes se sentían presionadas para tener un aspecto determinado, y el 90 % declaró haber utilizado filtros o herramientas de edición para conseguir ese aspecto deseado. Otro estudio, este de 2017, reveló que las personas solo reconocen cuando una imagen está manipulada en un 60% de las ocasiones.
Sobre ello, si me permitís el paréntesis, trata Infinite Jest, de David F. Wallace. En este libro de 1996, se habla de una nueva tecnología llamada ‘videoteléfono’… Sí, Facetime 14 años antes de Facetime. Y la gente empieza a comprar ‘máscaras virtuales’ para parecer más atractiva en sus videoteléfonos.
‘Resultó que la percepción instintivamente sesgada de sí mismos de los consumidores, más el estrés relacionado con la vanidad, significó que empezaron a preferir y luego a exigir máscaras de videoteléfono que en realidad eran mucho más guapas de lo que ellos mismos eran en persona’.
En Infinite Jest, la gente se vuelve adicta a parecer más atractiva, por lo que deja de salir en persona y sólo interactúa con otras personas en Internet, donde puede deformar su apariencia para alcanzar un estándar de belleza inalcanzable. Ahí lo dejo.
La tecnología climática está desafiando la ‘rara’ situación económica.
En 2021, la inversión en capital riesgo en tecnología climática aumentó hasta la cifra récord de 37.000 millones de dólares, un 64% más que en 2020. Y el año pasado, cuando el mercado de financiación en general se enfrió, ese crecimiento se aceleró: según HolonIQ, las startups de tecnología climática recaudaron 70.100 millones de dólares en 2022, un 89% más que el año anterior.
PWC, por su lado, informó de que uno de cada cuatro dólares de financiación de capital riesgo se destinó el año pasado a la tecnología climática.
Ese informe también incluía un interesante dato: se está destinando más financiación a los sectores más sucios. En 2021, las startups de tecnología climática centradas en los sectores responsables del 85% de las emisiones (el gas es una de ellas y la nuclear no) atrajeron solo el 39% de la inversión; en 2022, esa cifra subió al 52%.
Creo que esta tendencia continuará. Muchas de las startups climáticas más en boga, como Watershed, empezaron centrándose en empresas tecnológicas: Watershed, dirigida por exStripe, sirvió a clientes como Shopify, Airbnb y DoorDash. Pero hay otras empresas menos conocidas que se dedican a ‘limpiar’ los sectores más contaminantes: Iconic Air, por ejemplo, ofrece compensaciones de carbono (similar a Watershed o a la española Climatecoin) para los sectores que consumen mucha energía (petróleo y gas, servicios públicos, industria…); y Sylvera, que ofrece calificaciones de carbono a empresas ‘sucias’ como Chevron y Delta. Con el tiempo, las soluciones tecnológicas llegarán a los sectores de la economía que más las necesiten.
Adopción de ChatGPT e IA exponencial.
Sí, estaba tardando en hablar de ChatGPT (aunque ya hace meses que lo hice en otros artículos como este o este eh!), pero esta vez es para decir que estamos ante uno de los productos de más rápido crecimiento de la historia.
Y el que menos tardó en tener 100 millones de usuarios.
Es posible que estos gráficos no sean exactos ya que las cifras de usuarios pueden medirse de diferentes formas, pero nadie puede dudar que ChatGPT es un fenómeno ‘paranormal’. Según un estudio realizado hace un par de meses, hay más profesores que alumnos que utilizan ChatGPT: el 51% de los profesores afirma utilizar ChatGPT, principalmente para planificar las clases, y el 40% lo hace semanalmente; el 22% de los alumnos afirma utilizar ChatGPT semanalmente, ¿será verdad? Entre todos los usuarios, ChatGPT parece tener un 25-30% de usuarios activos semanales. Me parece una cifra baja para una innovación tan revolucionaria, pero es probable que se deba a la forma en que se suministra la tecnología; a medida que más productos con distribución existente integren ChatGPT, esa cifra debería aumentar.
Y más empresas tecnológicas están integrando ChatGPT gracias a su API. Snap, que ha alcanzado los 750 millones de activos mensuales, 12 años después de su lanzamiento, ofrece ChatGPT a través de su chatbot ‘My AI’, disponible, inicialmente, sólo para los suscriptores de pago.
Instacart y Shopify también utilizan ChatGPT en sus productos. La función Bold Glamour de TikTok, de la que hablamos antes, también está hecha con Inteligencia Artificial. Sí, en todos los sectores, la inversión empresarial en IA se está disparando.
La IA también está mejorando a un ritmo exponencial. Mientras que GPT-3 tenía 175.000 millones de parámetros, GPT-4 tiene 100 billones, aproximadamente 500 veces más que su predecesor. ¿GPT-5? ¡De locos!
Los modelos más grandes son, obviamente, mucho más caros de entrenar. Entrenar un modelo con cientos de miles de millones de parámetros puede costar varios millones de dólares. Para que el modelo se mantenga actualizado (ChatGPT a menudo saca a la superficie información obsoleta, o no conoce los acontecimientos actuales) hay que volver a entrenarlo con regularidad. Sólo unas pocas empresas dispondrán de los recursos necesarios para mantener estos modelos, por eso OpenAI cuenta con el respaldo de Microsoft, y creo que los diferentes modelos evolucionarán de forma similar a los grandes proveedores de nube como AWS y Azure: una infraestructura subyacente proporcionada por un puñado de actores, sobre la que construirán otras empresas.
Esto de la Inteligencia Artificial es imparable:
Ha sido interesante ver la reacción del mundo ante ChatGPT y Bing. La IA es oficialmente la corriente dominante, y su adopción se acelerará a medida que más plataformas integren la IA en sus productos existentes.
El mercado de los medicamentos contra la obesidad.
Los fármacos para el tratamiento de la obesidad están de moda. El año pasado se especuló con que Kim Kardashian había utilizado Ozempic para caber en el vestido de Marilyn Monroe en la Gala del Met. Los titulares eran claros: ‘el secreto de Hollywood para adelgazar’ y la gente se ha lanzado a por ellos. Pero los medicamentos pueden pasar factura: El artículo de The Cut, ‘You may go through hell for your post-ozempic body’ pone los pelos de punta.
La demanda de medicamentos contra la obesidad es masiva. Si los servicios sanitarios no cubren los fármacos (pueden costar más de 1.000 dólares al mes), sólo podrán acceder a ellos los ricos. El resultado es distópico: una sociedad de ricos delgados y sanos y de obesos con menos ingresos. Pero si los estudios demuestran que los medicamentos mejoran la salud cardiovascular, estarán cubiertos por los seguros y, por tanto, serán más accesibles. El jurado está deliberando.
The Economist calcula que, en 2031, el mercado de los fármacos GLP-1 superará los 150.000 millones de dólares. Para que nos hagamos una idea, esta cifra está a la par con el tamaño del mercado de todos los medicamentos utilizados para tratar el cáncer (185.000 millones de dólares en 2021). Supongo que habrá oportunidades para los emprendedores: las empresas farmacéuticas ganarán, sin duda, pero también habrá ecosistemas de ‘influencers Ozempic’ y ‘entrenadores Wegovy’ y plataformas online para acceder a estos medicamentos. Veremos.
Nivel de ocupación de oficinas.
Cuando recordamos las primeras semanas de la pandemia, a menudo viene a nuestras cabezas algo que en su día dijo Lenin: ‘Hay décadas en las que no pasa nada, y hay semanas en las que pasan décadas’.
De la noche a la mañana, en marzo de 2020, la ocupación de las oficinas se desplomó del 100% al ~15%. Tres años y pico después, la ocupación de las oficinas en Estados Unidos no se ha recuperado: ahora mismo, la ocupación se sitúa en el 50%.
¿Cuál es el efecto dominó? Más personas que vuelven a casa a vivir con sus padres, como muestra el gráfico anterior. Más personas se trasladan de ciudades a barrios a las afueras y zonas rurales (será interesante, por cierto, ver las repercusiones políticas en las próximas elecciones de USA). Y con la tasa de desempleo en el 3,4%, la más baja de los últimos 54 años, más ventajas para los trabajadores que pueden exigir trabajo a distancia e híbrido.
También estamos viendo cómo las ciudades se dan un lavado de cara. Washington está llevando a cabo un agresivo giro de oficinas a residencial, con la construcción de 2.500 nuevos apartamentos mediante la conversión de edificios de oficinas vacíos.
Hay startups y empresas que aprovechan esta nueva realidad. Networkia, por ejemplo, es una plataforma integral que permite a las empresas crear espacios de oficina privados y flexibles, o Bookker, que ayuda a organizaciones de más de quince países a gestionar estos nuevos entornos. En un mundo post-COVID, es más difícil que nunca para los equipos directivos prever cuántas personas acudirán realmente a la oficina. Herramientas como Bookker se vuelven imprescindibles para ayudar en esta ardua tarea, facilitando la gestión de los espacios, generando unos datos que ayudarán en la toma de decisiones acerca del futuro del trabajo.
Por otro lado, CBRE acaba de publicar su paper ‘La ocupación de oficinas en Europa y su impacto en las empresas en el 2023’ donde podréis encontrar información más ‘cercana’.
Veremos dónde se queda el gráfico. Esa será la nueva normalidad.
Innovación tecnológica a largo plazo.
Cuando nos alejas, podemos ver que la mayor parte de la innovación humana ha ocurrido muy, muy recientemente. Nos llevó mucho tiempo descubrir cómo utilizar utensilios y herramientas; otro millón de años aprender a controlar el fuego, y otro millón de años para enseñarnos a nosotros mismos la agricultura.
Sin embargo, e el último siglo, hemos descubierto o inventado la penicilina (1928), el ordenador (1943), los viajes espaciales (1957), Internet (1983) y la edición de genes CRISPR (2012)… Me gusta mucho esta forma de mostrarlo por parte de OurWorldInData:
Las repercusiones en la calidad de vida son asombrosas: hasta 1870, la esperanza de vida humana era inferior a 30 años; ahora, los expertos creen que los niños de 5 años de hoy vivirán hasta los 100 años. Venga, aquí os dejo una cronología más detallada:
La innovación tecnológica se produce rápidamente. Me gusta poner como ejemplo el transporte aéreo. Los hermanos Wright realizaron su primer vuelo en 1903. Aquel vuelo duró 12 segundos, recorrió 120 pies y alcanzó una velocidad máxima de 6,8 millas por hora.
Sólo 66 años más tarde, menos de una vida humana, la humanidad puso a un hombre en la Luna. También en 1969, el Apolo X estableció el récord de velocidad máxima alcanzada por una nave espacial tripulada: 24.791 millas por hora, un múltiplo casual de 3.646 veces la velocidad alcanzada por los hermanos Wright seis décadas antes.
Vivimos en un momento en el que la vida humana cambia más rápido que nunca, cada día con nuevas innovaciones. Por eso me resultan tan fascinantes los gráficos de este artículo. Sí, el mundo se transforma ante nuestros ojos en todas las dimensiones imaginables.