¡Hagan caso a la Generación Z!
Con la generación Z ya arraigada en el mercado laboral, es más importante que nunca alinearse y trabajar unos con otros. Aprovechemos la magia de la colaboración.
La mayoría de los miembros de la Generación Z, que son aquellos nacidos entre 1997 y 2012, son ya adultos que trabajan. Junto con los Millennials, Forrester estima que la Generación Z constituirá el 74% de la población activa en 2030. Y, aunque ya ha llegado su momento, no todo el mundo se ha mostrado tan entusiasmado con su llegada al mundo laboral.
No hay más que echar un ojo a las redes sociales para ver algunas críticas a esta generación. Muchos les acusan por su incapacidad para respetar a la autoridad, pero esto siempre ha sido así, ¿no? Los mayores siempre han criticado a los jóvenes, y los hijos siempre han encontrado razones para rebelarse contra sus padres.
Esto no quiere decir que este conflicto cíclico se base exclusivamente en la edad. Las distintas generaciones pueden caracterizarse por acontecimientos históricos específicos que a menudo desempeñan un enorme papel en la configuración de sus valores, perspectivas y comportamientos.
Pero en lugar de obsesionarse con las diferencias, estoy convencido de que es mucho más productivo aprovechar los puntos fuertes de cada uno. Ahora que la Generación Z está firmemente arraigada en el mercado laboral, es más importante que nunca alinearse y trabajar unos con otros.
Aquí os dejo cuatro maneras de hacer que trabajar con vuestros compañeros de la Generación Z no solo sea más fácil, sino también más productivo:
Reconocer que diferente no significa malo.
¿En qué se diferencia exactamente la Generación Z del resto de nosotros? Según Pew Research Center, la Generación Z es la primera generación a la que se puede denominar ‘nativos digitales’. A diferencia de las generaciones anteriores, la Generación Z nació con Internet y no recuerda la vida anterior a los teléfonos inteligentes. Eso sí, ser ‘nativo digital’ quizás implique que tengan más destreza, pero eso no quiere decir que tengan más conocimientos y recursos. Pero de esto ya hablaremos. No lo confundamos.
Esto ha llevado a la Generación Z a ser calificada injustamente como la ‘generación de la gratificación instantánea’, por haber nacido en la era de Doordash y Netflix. Esto contrasta fuertemente con nosotros, que todavía recordamos lo que significa cambiar de canal levantándonos a pulsar el boton correpospondiente de la televisión (había dos opciones), no tener a quién pedir comida a domicilio, rebobinar una cinta de música utilizando un bolígrafo BIC o rebobinar la de vídeo VHS antes de devolverla en el videoclub.
Esto por sí solo hace que la experiencia de la Generación Z sea diferente. Pero, ¿diferente significa malo? Por supuesto que no.
La generación Z ha crecido en un entorno digital, lo que significa que las redes sociales, las herramientas de colaboración en línea y la comunicación digital son algo natural para ellos. Esta destreza en el uso de herramientas digitales puede ser ventajosa para las empresas que pretendan mantenerse al día de las últimas innovaciones tecnológicas, algo que se ha convertido en una cualidad crucial para las empresas.
Acerquémonos a ellos.
Los trabajadores de la Generación Z han sido criticados por sus actitudes hacia el trabajo. A las generaciones mayores les encanta hablar de cómo sus equipos más jóvenes carecen de una fuerte ética de trabajo o muestran impaciencia por ascender en la escala corporativa. Esto dibuja una imagen de la Generación Z como perezosos y con derechos y pocas responsabilidades y obligaciones.
La verdad es que la Generación Z se preocupa por el trabajo tanto o más que las generaciones anteriores. Sin embargo, también se preocupan por tener un buen equilibrio entre trabajo y vida privada.
La generación Z también está motivada por cosas diferentes. Al haber crecido en un mundo marcado por los retos globales, están ansiosos por contribuir a organizaciones que se alineen con sus valores y tengan un impacto positivo en la sociedad. Y quizás lo más importante, gracias a la prevalencia del trabajo a distancia, entienden que siempre hay mejores oportunidades esperándoles en otro lugar.
Todo esto significa que los directivos están obligados a entender qué les importa a su gente de la Generación Z. Encontrad formas de captar estos intereses y pronto tendréis una plantilla muy motivada y comprometida, lista para cambiar el mundo.
Demostremos que estamos dispuestos a probar cosas nuevas.
Muchos dicen que la Generación Z es impaciente y odia trabajar duro. La verdad es que están acostumbrados a que las cosas funcionen y no les gusta soportar sistemas que no funcionan. La Generación Z no suele tener miedo a señalar las ineficiencias, sugerir mejoras y abandonar los entornos lentos y resistentes al cambio.
Esto los hace muy innovadores y disruptivos, rasgos que los empresarios siempre buscan, pero que parecen incapaces de apreciar y utilizar.
En lugar de ridiculizar a vuestros compañeros más jóvenes por decir lo que piensan, demostrad que estáis dispuestos a escuchar sus opiniones. Reconoced que las cosas podrían ir mejor e informadles de que se está trabajando en esas mejoras. Implicadles. Haced que se sientan parte.
Pero quizás lo más importante sea cumplir estas promesas. Como os decía antes, la Generación Z entiende que siempre hay mejores oportunidades en otros lugares, y no se lo pensará dos veces antes de abandonar un lugar de trabajo que no valora sus aportaciones o no aborda sus preocupaciones.
En definitiva, demostrar un compromiso con el cambio y la mejora no solo ayuda a retener el talento de la Generación Z, sino que también fomenta una cultura de transparencia y colaboración.
Más actividades intergeneracionales.
Una cosa que es cierta en todas las generaciones es que juntos trabajamos mejor. Como líderes, depende de vosotros aseguraros de que los miembros de vuestros equipos saben cómo trabajar juntos independientemente del grupo de edad.
Una forma de hacerlo es evitar emparejar constantemente a la Generación Z con la Generación Z. Haced que los trabajadores de diferentes grupos de edad trabajen en equipo. Incluso podéis mezclar las cosas haciendo que los trabajadores más jóvenes tomen la iniciativa de vez en cuando. Además de fomentar la camaradería entre grupos de edad, esto también ayuda a unos y otros a darse cuenta de que sus diferencias no siempre tienen que abrir una brecha entre ellos.
De hecho, puede que sea todo lo contrario, pueden ser más productivos si se dan cuenta de que las diferencias en sus habilidades y motivaciones pueden complementarse mutuamente. A pesar de las diferencias de edad, todos estamos en el mismo barco. Aceptemos nuestras diferencias y avancemos juntos.
La magia está en unir ganas… y canas.
Y dicho esto, vamos con las recomendaciones…
¿Un libro?
Read Write Own. Building the next era of the Internet, de Chris Dixon.
Este libro cuenta la historia y el futuro de Internet. Se trata de un caso bien razonado y sin exageraciones de que, por ejemplo, la tecnología blockchain es necesaria para una Internet más rica e inevitables. Se centra en la tecnología y los modelos de negocio en lugar de en los precios de los tokens y las oscilaciones salvajes. Como resultado, creo que estamos ante un libro que será tan relevante dentro de una década como lo es hoy.
Si la mejor forma de predecir el futuro es ver el presente con claridad, este libro es la mejor predicción del futuro de las criptomonedas, y de Internet, que he leído.
Como dice el autor, ‘las historias de fortunas ganadas y perdidas son dramáticas, fáciles de explicar y llaman la atención. En cambio, la historia de la tecnología tiene matices, se desarrolla lentamente y requiere un contexto histórico para entenderla’. No hay mejor persona para escribir la historia del cripto y adivinar su futuro.
Tanto si tienes claro que el mundo cripto será cada vez más importante como si sigues siendo escéptico, deberías leerlo.
¿Un artículo?
Cómo aprendió el Pentágono a utilizar anuncios dirigidos para encontrar a sus objetivos… y a Vladimir Putin, de Byron Tau.
Interesante artículo en Wired sobre el hombre que enseñó a las agencias de inteligencia estadounidenses a sacar el máximo partido del ecosistema de la tecnología publicitaria o, lo que es lo mismo, ‘la mayor empresa de recopilación de información jamás concebida por el hombre’.
Y es que los datos de localización detallados eliminan trivialmente el anonimato de casi todo el mundo, y los servicios con publicidad recopilan esta información automáticamente. El resultado es que alguien que compre los datos de visualización de anuncios geolocalizados puede triangular a alguien basándose en, por ejemplo, su casa y su trabajo y disponer inmediatamente de material para, por ejemplo, chantajear. ¿Privacidad?
¿Una reflexión? ¿Qué ver?
Dicen que 'cuando una puerta se cierra, otra se abre'.
Pero a menudo nos obsesionamos con la puerta cerrada, lamentando lo que se ha perdido, sin ver las oportunidades ilimitadas a través de la puerta abierta.
Y aquí es donde nos encontramos hoy.
La Inteligencia Artificial ha irrumpido en escena, obligándonos a salir de nuestra zona de confort. Es natural sentirse inquieto, incluso asustado.
Pero, ¿qué pasa si, en lugar de aferrarnos a la comodidad de la habitación de siempre, apostamos por la aventura más allá de la puerta.
Sam Altman, CEO de OpenAI, lo dejó claro de esta manera en el World Governments Summit: 'Podrás usar herramientas para hacer cosas que la gente de la generación anterior a ti ni siquiera podía imaginar'.
Y creo que tiene razón: la era de la IA no consiste en perder, sino en transformar.
Debemos dejar de quejarnos, dejar de añorar tiempos pasados... y buscar qué es lo que funciona en esta nueva era.
Adelantémonos, formémonos y evolucionemos. Aprovechemos la oportunidad de redefinir nuestras carreras, nuestras vidas, nuestros mundos.
La puerta está ahí para quién la quiera abrir.
Comparto con vosotros la charla completa de Altman esperando, como siempre, que os resulte interesante y os haga pensar:
¿Un podcast?
Luis Bassat: seguir pensando, seguir caminando, de Javier Aznar en Hotel Jorge Juan.
Siempre se aprende escuchando a Luis Bassat. Es publicitario. El mejor. Empresario y gran coleccionista de Arte. Fantástico recorrido por su vida, sus anuncios, sus aciertos y errores… recuerdos, confesiones. Siempre hay que escucharle. Y, ya que estamos, os recomiendo también su conversación con Joan Tubau.
‘Remember that failure is an event, not a person’.
Tengo la sensación de que hay un factor también relevante en estas consideraciones recomendables hacia la Generación Z. Es evidente que se han aburguesado más que los millennials y tienen la piel más fina pero tampoco los millennials hemos hecho algo distinto con respecto a las generaciones precedentes. Compárese rebobinar una cinta con los esfuerzos que tuvieron hacer quienes vivieron una guerra civil. La clave ahora, sin embargo, es el descenso de la natalidad. Nos vemos obligados a tenerlos más en palmitas y a sufrir sus veleidades que impactan en la rotación laboral porque son menos. Simplemente. Ellos tienen más donde elegir y las empresas menos.
Muy bueno señalando esas capacidades.