Cuando la fotografía puso 'patas arriba' el arte.
Cómo la invención de la cámara fotográfica cambió el arte y dio lugar a los cuadros de Van Gogh.
La semana pasada os dije que ‘es interesante reflexionar sobre cómo las nuevas tecnologías dan forma al arte. Y lo vimos al ver cómo la fotografía cambio la pintura’… ‘los artistas intentaban captar la realidad. Pero cuando la fotografía se hizo posible, los artistas ya no sintieron la necesidad de imitar el mundo real, sino que se sintieron libres para pintar obras abstractas y creativas’. Así que, si os parece… vamos a hablar sobre ello. Y, para muestra, Van Gogh y su ‘Noche estrellada’.
¿Por qué? pues porque estamos antes un gran ejemplo cómo la tecnología cambia el arte y el trabajo creativo.
Vincent Van Gogh creó esta obra maestra en 1889. Pero el estilo pictórico nació de la respuesta del mundo del arte a la invención de la cámara fotográfica décadas antes.
Para trazar la conexión entre la cámara y ‘La noche estrellada’, debemos remontarnos a los primeros años de Van Gogh: el pintor holandés nació en 1853 en Zundert (Países Bajos) y desde muy joven sintió fascinación por el arte. Su interés incluyó un breve periodo como marchante de arte. Sin embargo, durante su adolescencia y sus 20 años, la mala salud mental de Van Gogh dificultó su capacidad de concentración y le impidió mantener un empleo. En 1881, a los 28 años, volvió a vivir con sus padres. Sí, ahora hasta los cuarenta y… parece que no hay prisa. Algún día habría que hablar sobre ello.
Con el apoyo económico y emocional de su hermano menor Theo, Van Gogh empezó a pintar más en serio. Los dos hermanos intercambiaban cartas con frecuencia, algo que proporcionó a las generaciones futuras una visión de lo que pasaba por la cabeza de Vincent.
Las primeras obras de Van Gogh eran estudios de personajes y escenarios. En comparación con su arte más famoso, las obras carecían de color. Pero este estilo monótono estaba muy en consonancia con la norma posterior a la Ilustración de pintar escenas como forma de documentación. Es decir, que parecieran lo más reales posible.
Retrocedamos hasta 1839. Ese año se desarrolló la primera cámara fotográfica para uso comercial: la cámara Daguerre, que debe su nombre al artista francés Louis Daguerre, inventor de un nuevo tipo de fotoquímica. Aunque la cámara Daguerre requería 30 minutos de exposición a la luz para producir una fotografía, era mucho menos tiempo que las horas que necesitaban los dispositivos fotográficos de las primeras décadas del siglo XIX.
Venga, os la enseño junto a lo que se cree que es la primera fotografía Daguerrotipo de un rostro humano, tomada en 1839. Por cierto, el que sale en ella es Dorothy Draper y el fotógrafo es su hermano John.
La tecnología de las cámaras avanzó rápidamente y la capacidad de captar imágenes de la vida real ya no requería un artista. Hasta entonces, la norma para ‘hacerse un retrato’ era encargarlo a un pintor. Retratar a la gente corriente no era algo glamuroso. Era un oficio artesanal y comparable a una profesión como la carpintería. La mayor estima para los artistas era pintar escenarios y personajes históricos. Viendo algunos ‘selfies’ y ‘postureos’ quizás deberíamos volver a aquella exclusividad.
En 1849, más de 100.000 parisinos se habían hecho un retrato con cámara y esto significaba que había un sustituto listo para uno de los trabajos artísticos más utilitarios. Por un lado, los artistas que no se dedicaban a la fotografía perdían una fuente de ingresos. Por otro, muchos artistas se vieron liberados para probar nuevas técnicas pictóricas.
Pero no fue hasta la década de 1870 cuando el mundo del arte cambió realmente en respuesta a la invención de la cámara. Un profesor de arte lo explica fenomenal en Reddit, centrándose específicamente en el auge del impresionismo:
‘(En las décadas de 1870 y 1880) son una generación de artistas que han convivido con la fotografía esencialmente toda su vida. Además, la fotografía fue una de las muchas nuevas tecnologías del siglo XIX que impulsaron los avances en la ciencia de la óptica, y los impresionistas estaban en gran medida inmersos en este nuevo mundo.
En lugar de intentar competir con la fotografía por la verdad objetiva, se sintieron liberados por ella. Conscientes de los avances en la comprensión del color, por ejemplo, sabían que colocando zonas de color puro una junto a otra, podían producir un efecto de mezcla en la mente, que es como desarrollaron su distintiva factura (factura es el término histórico del arte para el manejo único de la pintura por parte de un artista).
En esencia, insistieron en la naturaleza subjetiva del arte, en que no representa una percepción universal sino individual. Plasmaron en pintura su propia experiencia del mundo en una fecha y hora determinadas. Y en el proceso cambiaron el arte para siempre. Al disociar de una vez por todas la pintura y la visión objetiva, inauguraron lo que los historiadores del arte conocemos como alta modernidad, de todas esas vanguardias con las que quizá esté familiarizado, desde el Impresionismo al Fauvismo, pasando por el Cubismo y la abstracción total de mediados del siglo XX.
No es exagerado decir que la fotografía ayudó indirectamente a desarrollar el arte moderno y postmoderno tal y como lo conocemos’.
Artistas como Claude Monet probaron técnicas distintas de las que podía captar una cámara, jugando con la luz, el color y las pinceladas. Las obras más famosas de Monet eran la realidad filtrada a través de su lente subjetiva.
Pero volvamos a Van Gogh, que en 1886 siguió a su hermano Theo a París, y luego a Arles en 1888. En Francia, Van Gogh conoció a Monet y a otros impresionistas. El artista en ciernes pasó de su oscuro estilo pictórico holandés anterior a una paleta más luminosa y creó un arte que traducía el mundo a través de su lente personal. Desgraciadamente, sufrió otro colapso mental y se mutiló a sí mismo en el infame incidente del ‘corte de orejas’… y no, no montó un grupo de música pop. Pasó meses en un hospital antes de ingresar en una institución psiquiátrica de Saint-Rémy, Francia, en mayo de 1889.
Lo que siguió fue una explosión creativa para Van Gogh, como detalla este vídeo este vídeo.
Saint-Rémy era un centro bastante ‘moderno’. Como parte del proceso de curación, la institución creía que era crucial rodear a los pacientes de naturaleza. Van Gogh pasó el año siguiente con un horario estricto y pintó 150 cuadros, entre ellos muchos paisajes inspirados en la vista desde su habitación.
Uno de esos cuadros es ‘La noche estrellada’, que Van Gogh pintó la noche del 23 de junio de 1889. Está pintado en un estudio, diferente de la vista de su dormitorio. En realidad, lo pintó de día, es decir, de memoria… algo muy subjetivo.
Sin duda, Van Gogh se inspiró en muchas cosas fuera del Impresionismo. Era admirador del artista japonés Katsushika Hokusai, que pintó ‘La gran ola’. Y los efectos secundarios de un medicamento para la epilepsia quizás provocaron un tinte amarillo en la visión de Vincent.
En cualquier caso, no era la primera vez que Van Gogh pintaba un cielo nocturno estrellado. Anteriormente había pintado otros dos que seguro conocéis:
‘Terraza de café por la noche’ y ‘Noche estrellada sobre el Ródano’. Ambos pintados en septiembre de 1888.
Si os fijáis, el cielo nocturno de estos cuadros es mucho más ‘realista’ que el que pintó cuando estaba en Saint-Rémy. Sin embargo, Van Gogh creía que el realismo era importante. En una carta al pintor francés Emile Bernard, Van Gogh decía que ‘La noche estrellada’ era un fracaso porque era demasiado abstracto y poco realista.
Catorce meses después después de terminar ‘La noche estrellada’, Van Gogh se suicida de un disparo. Tenía 37 años y sólo había vendido un cuadro en toda su vida.
Hoy, ‘La noche estrellada’ se expone en el MOMA de Nueva York. Es el tercer cuadro más visitado del mundo, después de la Gioconda y la Capilla Sixtina. Ya véis, el cuadro más subjetivo de Van Gogh se convertiría en su obra más perdurable.
El astrofísico deGrasse Tyson tiene una hermosa explicación de por qué la obra maestra de Van Gogh ha calado tanto:
’¿Sabes lo que me gusta de La noche estrellada?
No es lo que Van Gogh vio aquella noche, sino lo que sintió.
(El cuadro) no es una representación de la realidad y cualquier cosa que se desvíe de ella es la realidad que se ha filtrado a través de sus sentidos. Y creo que el arte en su máxima expresión es exactamente eso.
Si fuera una representación exacta de la realidad, sería una fotografía y no necesitaría un artista’.
Y no puedo estar más de acuerdo y no dejo de pensar en ello desde hace meses: ‘no es lo que Van Gogh vio aquella noche, es lo que sintió’.
¿Por qué? Por los increíbles avances en inteligencia artificial generativa (IA) para texto e imágenes. La invención de la cámara cambió la forma de pintar de los artistas. Del mismo modo, estas herramientas de IA cambiarán todo tipo de producción creativa humana.
Estoy convencido, como ya vimos la semana pasada, que esta oleada de tecnología aumentará nuestra creatividad en lugar de sustituirla. Sin embargo, los modelos de texto e imagen están mejorando tan rápidamente que no podemos descartar que la IA gane por completo la carrera creativa. Al menos en cuanto a capacidad técnica, velocidad y volumen.
Por eso es tan pertinente la historia de Van Gogh. ‘La noche estrellada’ es un recordatorio de qué trabajo creativo, con o sin la ayuda de la tecnología, merece la pena ser realizado. Y por lo que merece la pena que nos preocupemos.
Frente a la cada vez mejor IA generativa, lo único que sé con certeza es que cada persona podrá cultivar una ventaja competitiva: uno mismo. Tienes que expresarte más. Más tu vida. Más tus rarezas. Más tu humor. Más tu filtro. Más tu criterio.
Traduce tu propia experiencia en trabajo creativo. Porque si sólo expresas lo que se puede ‘ver’, la tecnología lo tiene solucionado. Pero, ¿qué se puede ‘sentir’? Eso sigue siendo exclusivamente nuestro.
Fenomenal artículo y reflexión.
Siempre se impondrá lo humano sobre la máquina. Es una cuestión de que valoramos más la creación de una persona que de una máquina porque la empatía se desarrolla entre personas y no entre máquina y persona. La IA generativa servirá para producir obras a escala: será algo funcional, pero no será nunca arte porque jamás interpretará la realidad objetivo o subjetiva a través de los sentidos.