La influencia de la ciencia ficción en la tecnología y el diseño
No todas las tecnologías introducidas en la ciencia ficción son beneficiosas para la sociedad; algunas contribuyen a crear distopías en lugar de utopías.
En 1966, una serie de televisión llamada ‘Star Trek’ introdujo el comunicador, un dispositivo que el capitán Kirk utilizaba, abriéndolo como una concha, para hablar con su tripulación a distancia. Décadas más tarde, a mediados de los años 90, Motorola lanzó su modelo de teléfono StarTAC, el primer teléfono plegable y claramente inspirado en el dispositivo comunicador de la serie de ciencia ficción.
En 1968, en la película ‘2001: Una odisea del espacio’, se introdujo la idea de la videollamada, con la que la mayoría de nosotros estamos más que familiarizados, sobre todo, después de la pandemia.
Y la lista continúa: coches autónomos, coches que pueden volar, relojes inteligentes y realidad virtual… son sólo algunas de esas tecnologías.
Hay varios visionarios que han inspirado nuestro pensamiento y nuestros principios de diseño. Isaac Asimov nos presentó las tres leyes de la robótica:
· Un robot no puede herir a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daños.
· Un robot debe obedecer las órdenes que le den los seres humanos, excepto cuando dichas órdenes entren en conflicto con la primera ley.
· Un robot debe proteger su propia existencia siempre que dicha protección no entre en conflicto con la primera o la segunda ley.
Quizá estas leyes aún no se han aplicado en su totalidad, pero se han consultado en muchas situaciones, como los procesos de diseño de los coches autónomos y los vehículos autónomos (AGVs) que trabajan en, cada vez más, almacenes.
Asimov no es el único pensador visionario de este tipo. El autor Iain Banks imagina un mundo posterior a la escasez en su influyente serie Culture. Neal Stephenson, escritor de ficción especulativa, tiene un segundo empleo como asesor de la compañía Blue Origin. Y no olvido a mi admirado Paco Jariego, al que podéis disfrutar por, entros lugares, Atlas Tecnológico.
Los escritores de ciencia ficción han sido fundamentales para imaginar nuestro presente y nuestro futuro, hasta el punto de que las grandes empresas tecnológicas han patrocinado eventos en los que los escritores de ficción dan charlas a los empleados y han encargado proyectos de ‘diseño de ficción’ para desarrollar productos y experiencias más sofisticados.
Por ejemplo, la Universidad Estatal de Arizona ha fundado el Centro para la Ciencia y la Imaginación, cuyo objetivo es encender la imaginación colectiva para un futuro mejor. El Centro creó el Proyecto Hieroglyph, un proyecto basado en la web que proporciona un espacio para que escritores, científicos, artistas e ingenieros colaboren en visiones creativas y ambiciosas de nuestro futuro próximo y, presumiblemente, también para alejarnos de futuros distópicos empeorados por el uso irresponsable de la tecnología.
Vale, todo esto es interesante, pero ¿y qué?
Pues si estáis en el mundo de la tecnología, deberíais inspiraros en elementos de la ciencia ficción. No estoy sugiriendo que vuelvas a leer a Asimov o a ver ‘Blade Runner’, sino que pienses en lo que nos ofrecen los escritores de ciencia ficción. De hecho, en el MIT lo tienen claro y en su día diseñaron un programa para ello, el ‘Science Fiction to Science Fabrication’. Estaba repleto de relatos, novelas, películas, vídeos y videojuegos de ciencia ficción, los estudiantes debían crear prototipos funcionales inspirados en sus lecturas y luego considerar el contexto social de las tecnologías que estaban ideando.
La ética es otra de las preocupaciones. No todas las tecnologías introducidas en la ciencia ficción son beneficiosas para la sociedad; algunas contribuyen a crear distopías en lugar de utopías. Al inspirarse en la ciencia ficción, los diseñadores no sólo deben examinar las tecnologías en sí mismas, sino también considerar su papel en la narrativa general. Las enormes pantallas descritas en ‘1984’ de George Orwell pueden ser visualmente impresionantes, pero forman parte de un sistema de vigilancia aterrador que me recuerda a… bueno, nada.
¿Cómo pueden las tres leyes de Asimov ayudarnos a este respecto? Como profesionales de la tecnología, tenemos la responsabilidad de ser éticos en nuestro enfoque de la aplicación de soluciones de, por ejemplo, la Inteligencia Artificial.
Pensar en colaboración con otros equipos y con el cliente; crear soluciones que no puedan usarse contra las personas a las que deben servir. Sobre todo, aumentar la transparencia para fomentar la cooperación y permitir que se nos mida con las normas éticas, ya sean las leyes de Asimov o directrices más recientes.
Nuestra responsabilidad es soñar en grande. Tenemos una obligación no sólo con nosotros mismos a corto plazo, sino también con las generaciones futuras. Los autores de ciencia ficción destacan en este tipo de pensamiento a largo plazo.
De hecho, la ciencia ficción ha inspirado la trayectoria tecnológica de las últimas décadas, dando lugar a una innovación sin precedentes. Las lecciones aprendidas de ésta pueden ayudarnos a pensar más allá del laboratorio de diseño o de la sala de presentaciones y también a alejarnos de las consecuencias no deseadas y de las tecnologías distópicas.